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jueves, 21 de octubre de 2010

http://www.valledelossuenos.com/
Hermoso lugar donde habitan los sueños y lunas.

Selene Cuento.

EL VALLE DE LOS SUEÑOS
Lucía Santamaría Nájara
Kiko de la Rosa Falcón
Pronto volverá a crecer la noche al antojo de la luna para revivir la mágica y misteriosa vivencia del Valle de los Sueños.
Tienes que escuchar, detenerte… y prestar atención. Dejarte llevar y no lo olvidarás jamás.
Pasea entre las esculturas al anochecer. No antes del crepúsculo. Tiene que ser la noche anterior al fallo del certamen de la bienal –sólo ocurre esa noche-.Tú..., como si nada…, como si no fuera contigo, que no noten nada, que no vean que observas. Y escucha. Presta mucha atención y a partir de ahora sumérgete en el Valle de los Sueños.
Atento al color, a la mitología, a los sueños, al recuerdo, al corazón. Déjate mecer por la magia, y por una noche vive los sueños de los que los tuvieron.
Busca la escultura de SELENE. Estate atento. A pesar de medir siete metros se ve muy poco. Está camuflada. Mimetizada con la naturaleza.
Pero cuidado… Ella sí te ve.
Y antes de que atrape tus sueños, bordéala, ponte a sus pies y escucha. A mí nadie me advirtió. Me capturó, y como un imán me atrajo hacia ella. La toqué y, de repente, una ráfaga de viento que sonó como un aplauso -y que todos los robles acompañaron en una danza- trajo un fuerte olor a flores, tan fuerte que me adormeció y en voz alta pero tenue, como si se tratara de un leve pero intenso susurro, tan lejano y a la vez cercano -como si saliera de mis entrañas-, escuché este relato:
“Cuentan que hace mucho, mucho tiempo, por tierras muy, muy lejanas, un amado buscaba la flor que más perdurase. Iba a realizar un gran viaje por lugares desconocidos y se la quería regalar a su amada para que nunca le olvidase en su ausencia.
Después de consultar con sus allegados, decidió recurrir a los dos únicos sabios del lugar.
Uno le dijo que, sin lugar a dudas, esa flor era la rosa, y que debería dar a su amada antes de partir una gran rosa roja.
-Es la flor del amor; además, si se cambia de agua cada noche, durará al menos siete días y si esa agua es de manantial se sumará una semana más - le comentó.
- La flor que más le durará será la orquídea; la belleza de una orquídea en su tallo puede alargarse en el tiempo más de quince días y, si es cuidada con amor, llegará incluso a las veintiuna jornadas- afirmó el otro.
Cuando el amado ya se había decidido, se acercó una viejecita que lo había estado escuchando todo.
-La flor con la que nunca te olvidará tu amada es la flor de loto- le susurró con su apagada voz.
Los dos eruditos no daban crédito -pero si la flor de loto sólo permanece abierta con el sol del día- exclamaron a la vez.
-Mi amado, hace más de sesenta años, me ofreció un nenúfar; estábamos sentados a la orilla del lago antes de que partiera por caminos ignorados. Él nunca volvió. Pero a día de hoy, cuando me levanto y veo la luz que entra por la ventana, cierro los ojos y la flor de mi amado está exactamente igual que cuando me la entregó. A pesar de haber pasado tanto tiempo... aún le sigo sintiendo en mi corazón”.

Y otra vez el viento y el aplauso coreado por los robles, y otra vez el intenso olor a flores. Ese olor me despertó y me invadió una felicidad que arrastró en riada la tristeza que me había acompañado todos estos años. Supe que la persona a la que yo había amado y para la que había escrito el cuento –que aquella noche mágica, la del certamen del Valle de los Sueños, le había robado, para mí, la luna a la escultura de Selene- me seguía queriendo. Este cuento había significado tanto para mi amado que se encargó de que no fuera efímero y lo escogió, entre sus recuerdos, como el más bello, para que lo guardara eternamente Selene y aquella noche mágica me lo leyera la luna.
También vi que todas las esculturas que reposan en el Valle de los Sueños, esa noche, cobran vida. Silenciosamente, los soñadores, los que vivieron con ilusión, aquellos que dejaron huella y que ya no están entre nosotros se cuelan en su interior. Sólo la luna es su cómplice. Ella se encarga de que nadie los vea, apagando y encendiendo su luz a su antojo. Eran magos y todos, absolutamente todos, los que somos capaces de detener el tiempo, sabemos que nunca se fueron. Uno de ellos, el más travieso, me susurró al oído su secreto:
“¿Sabes? Nos escondemos entre las redes de Selene y por eso parece que ella sabe todo, pero somos nosotros, los que no nos vamos, y nuestros sueños, los más bonitos, quedan para siempre.
Ella, Selene, guarda el recuerdo más hermoso de nuestra vida. Y hoy la luna crece y crece… crece porque se los arranca y se los lleva a otras personas que tienen ilusiones”.
Y yo vi –aquella noche me dejaron jugar con ellos- que es la luna quien les avisa, entre risas y carcajadas cuando no hay peligro, para que los sueños y los magos puedan salir de Selene y se escondan dentro de las esculturas que están por todo el pueblo. Y ella, la luna, se encarga de prolongar esa noche hasta que hayan conseguido su objetivo. Me lo contó ese mago –el más travieso, el pelirrojo y en esperanto-. Dijo que era mi amigo. El viento apagó su nombre… Me gustó volver a estar con él.
Por eso, por los bellos recuerdos, quiero mezclar vuestros sueños, hechos esculturas, llenos de magia, con el sueño de los que nos dejaron su huella y así nos aseguramos de que hemos estampado el sello de la eternidad.
Autores el relato de Lucía Santamaría Nájara abraza el pequeño, gran cuento, “para Alex y Lurdes” de Kiko de la Rosa Falcón

sábado, 16 de octubre de 2010

He hecho un blog http://profejoaquinmanzano.blogspot.com
Podrás ver cosas que ya has visto y otras que no. Te puede dar ideas, te envío los planos en Auto Cad, por si quieres hacer alguno de los muebles (o algunas partes) con tus alumnos. Aún no se cómo colgar el archivo completo de los planos en internet, para que cada cual pueda adaptar las dimensiones, el tipo de ensamble, acabado...
(Fragmento de una carta).