La mitología ha constituido siempre un área de interés
para Joaquín desde la lectura de la Ilíada en su primera juventud.
El artista
reposado, como así le denominó en un artículo, el periodista J. Carlos Huerta del diario de Ávila, está contento de donar su
obra al pueblo y que ésta Cibeles pueda ser disfrutada, contemplada y cuidada
por todos.
El profundo arraigo y pertenencia a su pueblo morañego de San Vicente de Arévalo en Ávila, le lleva a investigar sobre la figura de Francisco Gutiérrez, poco conocido en su tierra, y con una magnífica obra escultórica que en un momento coincide con el arquitecto Ventura Rodríguez.
Con mucho entusiasmo, Joaquín decide en 1998 iniciar su Cibeles.
La creación de esta obra influye en la génesis de sus obras mitológicas como Gárdena y Selene, que forman parte del itinerario escultórico permanente al aire libre que puede visitarse en Puebla de la Sierra, pueblo ubicado en la Sierra Norte de Madrid.
En primer lugar, realiza una estructura de hierro corrugado utilizando la soldadura, y muy pacientemente va rellenando dicha estructura de cemento. Es un trabajo intenso ya que el cemento no puede secarse del todo para poder continuar.
La escultura tiene 5,20 de altura y unos 2000 Kg de peso.
La diosa de origen Frigio es venerada como Madre de la Tierra, comanda los vientos, la lluvia, el sol… para propiciar las cosechas y la vida que sobre ella existe. Joaquín retoma el tema de su paisano Francisco pero retrocede en su representación a los inicios del culto a la diosa.
Domingo 6 Septiembre de 2015.