Se nos fue y nos queda
Arribas.
Tenía muchas
tribunas desde las que proclamar su saber y su ser. La pintura, claro, tan rica
en matices, temas y paletas. La pluma, el verbo inherente a él como la piel, el lenguaje
corporal y la expresión siempre pasional, cualquiera que fuere el tono.
Águila que vuela
sobre La Llanura Mesetaria, en este nuestro Mar de Cielo y Tierra.
Conocí de primera
mano alguna de sus abundantes facetas, viajamos juntos a Milán o La Coruña
llevando pinturas y esculturas para exposiciones, montones de momentos, otros
proyectos siguen…
Grande como la
vida misma, removedor de conciencias, siempre crítico y entusiasmador.
Luchó por valorar
el legado de nuestros mayores y ahora es uno de esos nuestros mayores.
Se fue con el
ímpetu con que vivió
Vuela como
siempre.
Aún casi ausente.
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